Ayer
se anunciaba que el acto programado para el día 23 de septiembre en el que el Príncipe y el ministro Wert acudirían a a Zaragoza a
inaugurar el curso académico que dio comienzo el día 16 de septiembre
se había cancelado debido al miedo del rector por el rechazo causado entre el movimiento estudiantil y de los y las
trabajadores de la educación, con un fuerte apoyo del resto de
movimientos populares.
Tanto el ministro como la Casa Real han rechazado dar la cara ante un
pueblo indignado debido a las políticas neoliberales que se han venido
desarrollando en la educación pública. Entre éstas políticas cabe
destacar un recorte en
becas que provocan un descenso de 8.000 alumnos en las matriculaciones y
dejan a otros 80.000 en riesgo de ser expulsados por no poder costearse
unas matrículas cada vez más elevadas. A ello debe sumarse la
implantación de la LOMCE, el fin de las políticas de gratuidad de
libros, el aumento o instauración de tasas en Formación Profesional o el
despido masivo de personal educativo. Todas ellas políticas que suponen
un ataque directo contra la calidad de la educación que recibe el
pueblo trabajador.
Queda
demostrado que la organización estudiantil a la hora de dar una
respuesta contundente ha servido para evitar que aquellos que pretenden
hacer de la educación un negocio pisen una universidad convertida en su
corte. Solo organizándonos para luchar conseguiremos las soluciones a
los problemas que el capitalismo va dejando a su paso.
Desde
el Frente Estudiantil y Social esperamos que este curso sea un
auténtico punto de inflexión. Hasta ahora el movimiento estudiantil sólo ha podido resistir mientras dábamos pasos hacia atrás.Que la tendencia se invierta y comencemos a avanzar depende de
nuestra capacidad de organización y acción. Para ello el movimiento
estudiantil debe dotarse de una estructura fuerte y amplia, basada en
las asambleas por facultad, que pemita mantener una gran movilización y,
por otro lado, de demandas encaminadas a un proyecto educativo al
servicio del pueblo.
Por
ello, este año seguiremos participando activamente en el movimiento
estudiantil ofreciendo nuestras alternativas libertarias de organización
y de proyecto de educación, siendo conscientes de que una educación
verdaderamente al servicio del pueblo solo podrá obtenerse cuando el
propio pueblo sea capaz de hacerse cargo de la misma y gestionarla sin un Estado que se ha retratado como garante de los intereses de la banca y la gran empresa.
Debemos
afrontar igualmente las perspectivas de una próxima huelga estudiantil
que debe servir para aumentar nuestra capacidad de organización y de dar
respuesta, más que para que ciertos colectivos estudiantiles amigos del
régimen hagan el teatro. El baile de máscaras ha terminado y solo nos
queda la lucha o el abismo al que pretenden condenarnos.
¡A crear fuerza estudiantil!
¡Ni príncipes ni bufones!
¡Venceremos!
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