miércoles, 20 de noviembre de 2013

Ante la convocatoria del 20N, reflexiones en torno a la Huelga Estudiantil

La huelga estudiantil es la herramienta de los estudiantes para realizar presión ante una determinada situación, nunca entendida como un fin en sí misma sino como un medio para unos objetivos concretos. En el caso de la huelga indefinida, se empieza a hablar de conquistas sociales, mientras que en las huelgas de una jornada o unas pocas a las que estamos acostumbrados podemos hablar de momentos en los que acumular experiencia y organización para el movimiento estudiantil de cara a preparar las condiciones precisas para la huelga indefinida.

El éxito de una huelga estudiantil empieza por lo más básico: paralizar las aulas. Esto significa que, partiendo de la decisión colectiva de no acudir a clase, se hará todo lo posible por defender esa decisión. No es el caso de esta huelga convocada por el Sindicato de Estudiantes, que por no tener apoyo de las bases carece en la mayor parte de universidades de una estructura organizativa capaz de defender la jornada de paro. 

Una huelga es, sin embargo, más que la no-asistencia a las clases: debe completarse con movilizaciones y lucha de calle. En ese aspecto, es importante que durante toda la jornada de huelga esta sea visibilizada, hay que demostrar que si la gente no está en clase tampoco está en su casa.

¿Por qué las bases no han apoyado?
Al contrario que las organizaciones más institucionalizadas, el movimiento estudiantil que se da en las bases asamblearias conoce lo que implica la preparación de una huelga, el trabajo que esto conlleva y la difusión que hace falta para sacarla adelante exitosamente. No sólo es anunciar desde la tribuna la huelga, es explicar por qué la hay, qué significan los ataques a la educación, empapelar los institutos y campus universitarios, difundir mediante el boca a boca y en cada clase, algo que difícilmente se puede hacer con dos semanas de tiempo (recordamos que la huelga del 24 de Octubre fue preparada con más de un mes en nuestra ciudad).

¿Qué supone una huelga no exitosa?
Fracasar en una huelga es fracasar en futuras movilizaciones a corto plazo, es facilitar el discurso de "la huelga no sirve para nada", es gastar una bala cargada y que podía haber sido utilizada tiempo después con fuerzas aumentadas. Fracasar en una huelga significa que la siguiente será mal recibida, con derrotismo por parte del estudiantado no organizado, con el típico mensaje de "nadie va a hacer huelga, pues yo tampoco, ya viste la anterior".

Es también necesario tener en cuenta el tratamiento de la huelga que realizarán los medios de comunicación masivos y su forma de orientar la opinión pública, para éstos la convocatoria de un colectivo reducido pero institucionalizado como el SE es mostrada como una convocatoria de todo el movimiento estudiantil. Por lo tanto, cuando una huelga no democrática fracasa se convierte en un fracaso de las bases a ojos de la opinión pública, con resultados desmovilizadores para próximas huelgas.

Por ello, nuestro deber es potenciar las estructuras democráticas de los estudiantes, a fin de levantar un poder popular capaz de llevar a cabo sus propias movilizaciones sin depender de las convocatorias de los sindicatos y organizaciones afines al régimen.

Expuesto esto se entiende que desde el Frente Estudiantil y Social hayamos decidido no secundar la jornada de paro estudiantil del 20N. 

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